¿Sabes en dónde pasar un día perfecto? En Cusco encontrarás un hotel, un spá y un restaurante-bar… sinónimos de relajo total.
Un hotel increíble : Quinta San Blas
El hotel Quinta San Blas es propiedad de Ananay, un grupo hotelero que se formó hace un año atrás y creció rápidamente con sus propuestas íntimas y elegantes. Me encantó el hotel, anidado en una antigua casona colonial en una de las calles estrechas y empedradas del bohemio San Blas. La luz entra por todas partes en los cuartos pintados de blanco y celeste. Las puertas y ventanas son de un azul profundo e intenso. Los toques de madera que aportan las vigas, los balcones y las escaleras design en el centro de los patios, te harán sentir que estás en una casa cálida. Cuando el sol cusqueño brilla con fuerza es casi como estar vacacionando por el borde del mar de Bretaña. Tómate un tiempito bajo las sombrillas en el patio central y relájate.
Tienen 16 deluxe con cama doble (uso como single), queen o king y 4 suites con lavamanos de porcelana y bañera sobre pies. 6 de las habitaciones se pueden conectar para ser familiares y hasta te pueden prestar una cunita para bebé. Todas las habitaciones cuentan con wifi, tv plana y muchos detalles que brindan una decoración elegante como los espejos en sus cuadros de madera o las fotos artísticas de Cusco y toda la región.
El desayuno es un buffet bien surtido con opciones saladas, un queque de naranja riquísimo, frutas, cereales y más. Lo sirven de 5:30 a.m. a 10:30 a.m. y pueden llevarlo a tu habitación si te sientes un poco mal o simplemente no tienes ganas de bajar. El chek-out recién es a las 12 p.m. cuando la mayoría de hoteles lo programan a las 10 a.m.
Todo aquí invita a relajarse… para mí fue amor a primera vista.
Precio: Deluxe de 80 a 100 dólares y Suite de 100 a 120 dólares, según la temporada.
Calle Carmen Alto 218, San Blas, Cusco.
Un spa fuera del mundo: Qoya Spa
La tarde que visitamos el Qoya Spa, el cielo cusqueño rugió con fuerza. Había viento, lluvia amenazando e igual nos olvidamos de todo. El Qoya Spa se ubica dentro del hotel de lujo Casa Cartagena. Su uso está incluido para todos los huéspedes pero puedes hacer una reserva como visitante exterior. La entrada al espacio de piscina con hidromasajes, sauna y gimnasio te costará 100 soles, pero puedes quedarte todo el tiempo que desees. Abren a las 8 a.m. y cierran a las 10 p.m. El espacio es pequeño pero de día no va mucha gente y lo disfrutarás casi como si fuera un lugar privado. La sauna se ubica bajo una bóveda en piedras y te envuelve con olores a eucalipto, ahí mismo encontrarás una ducha para refrescarte. Luego pasas a ser masajeado por las burbujas de la piscina. Toda en curvas y con pequeños azulejos azules, la piscina está rodeada de velas. Solo te falta tomarte el té helado que te llevarán y cerrar los ojos, echado en una de las sillas flotantes comodonas, dejándote mecer por la música zen de Tito La Rosa.
Cualquier terapia incluye también el uso del spa, desde la manicure Spa a 29 dólares (la Inka vale 38 dólares y usa hojas de coca como exfoliante). Los masajes van desde 55 dólares por 30 minutos. La especialidad es el que usa compresas con hierbas andinas (90 minutos por 110 dólares). Lleva avena, muña, eucalipto, salvia, cáscara de naranja y limón, canela y clavos de olor: todo un viaje. El spa ofrece paquetes de Luna de Miel desde 150 dólares con el uso del circuito de aguas, dos masajes de relajación de 30 minutos, una tabla de queso y 2 copas de vinos (a consumir en La Bodega de la Chola, su restaurante). Los vestidores y duchas están disponibles en los pisos superiores, y son igual de amplios y cómodos.
Pumacurco 336, Cusco.
Un bar-restaurante con clase Baco Food & Wine
La Cicciolina en Cusco se hizo un nombre y hoy aparece en todos los rankings, pero menos conocido es Baco, de la misma empresa. Baco propone piqueos y vinos en un ambiente chic con finos acabados en madera, detalles en fierro forjado y pinturas inmensas con colores tornasolados. Vinos sudamericanos, platos ligeros y bien logrados, luces tenues y velas: el ambiente invita a la serenidad. Solo queda resolver un dilema: ¿malbec, shiraz, cabernet sauvignon o merlot? Para acompañar la degustación, hay productos frescos y un pan delicioso. Verduras, carnes y mariscos se mezclan en platillos parrilleros para picarlos con los dedos. Las pizzas también son creativas y puedes pedirlas mezclando sabores para ir probando de todo un poco. Tienen un precio único, dependiendo del tamaño que eliges: mediana o grande. Te recomendamos la de queso azul, higos marinados, tocino y albahaca; con dedos de cordero, cebolla blanca, zucchini, arúgula y parmesano; o la picante con ají limo, panca y mirasol acompañados de chorizo y espinacas. Los platos fuertes son a base de carne (alpaca, lomo, cerdo o cordero) cocinada a la parrilla y servida en trozos delgados con salsas audaces (hongos cremosos o mantequilla de wasabi, por ejemplo). Para acabar con un toque de dulces hay queques (pie de manzana, queque de higos, sponge de chocolate) y helados. Pide uno o dos y compártelos. Atienden de 3 p.m. a 10 p.m., para un almuerzo tardío y de noche. Es el refugio ideal para olvidarse del frío de las noches cusqueñas. El Baco se ubica en una calle un poco menos transitada por los turistas, paralela a la famosa calle peatonal de la Piedra de los 12 ángulos. ¡Vale la pena buscarlo!
Precio: Piqueos de 32 a 52 soles, pastas de 36 a 39 soles, pizzas de 37 a 56 según el tamaño, carnes a 50 soles, postres de 20 a 24 soles y desde 21 soles una copa de vino.
Atienden todos los días en Calle Ruinas 465 (esquina con Choquechaca),